El comer nutritivo y el comer con placer no están peleados.
Al contrario, pueden ir de la mano.
De hecho, una alimentación saludable debería de ser placentera.
Además de que disfrutar la comida es algo intrínsecamente gratificante, hay evidencia que encuentra una asociación entre derivar placer de los alimentos y una alimentación con mayor calidad nutricional y con elecciones de alimentos más saludables.
¿Cómo puede ser esto?
Ahora, es importante hacer la distinción entre dos tipos de placer, ya que solo uno de ellos está conectado con hábitos más saludables.
Y aquí me estoy basando en un estudio en el que los investigadores hacen la distinción entre:
- Placer visceral: el placer derivado de la satisfacción de impulsos, típicamente ante una reacción aversiva ante ellos. Por ejemplo, tienes un antojo o sientes ansiedad y buscas eliminar esa sensación incómoda al ir por galletas, lo cual es seguido de un alivio hedónico o placer de corta duración.
- Placer Epicureano: el placer duradero derivado de la apreciación del valor sensorial, estético y simbólico de la comida que no proviene de aliviar un impulso.

El filósofo griego Epicuro hacia la distinción entre “placeres del cuerpo” y “placeres de la mente”.
El placer Epicureano al que aquí me refiero involucra tanto a cuerpo y mente.
Sí, incluye el placer derivado de prestar detenida atención a las cualidades sensoriales de la comida (un aspecto de la alimentación consciente), pero también incluye otros aspectos como:
- Reconocer de dónde viene nuestra comida y apreciar todo lo que se requiere para que llegue a nuestro plato, algo que comúnmente damos por hecho.
- Apreciar cómo se preparó y sirvió la comida.
- Reconocer que la comida nos nutre de mucho más que nutrientes. Además de ser nutrición, la comida también es conexión y convivencia, cultura, identidad, expresión creativa y una fuente de memorias y recuerdos.
Y es este tipo de placer el que está ligado a mejores hábitos. En particular, está ligado a moderación, a una preferencia por pequeñas porciones y a mayor bienestar, mientras que el placer visceral no.
Tiene sentido: puedes derivar placer de comer un cuadrito de chocolate cuando lo comes despacio, lo saboreas y además reconoces cómo se preparó y de dónde viene el cacao con el que se hizo. No se necesita la barra entera.
Como escribió Epicuro, “una persona sabia no elige simplemente la mayor cantidad de comida sino la comida más agradable” porque, de acuerdo con él, el mayor placer viene de la moderación.