Todos queremos lograr cosas en nuestras vidas: mejorar nuestra salud, vernos mejor, construir un negocio, viajar más, aprender otro idioma…
La forma típica de conseguir lo que deseamos es establecer una meta, poner una fecha límite para alcanzarla y trabajar hacia ella. Hacer esto nos da dirección, pero enfocarnos demasiado en conseguir nuestras metas es contraproducente para alcanzarlas.
Por dos principales razones basadas en las observaciones de James Clear:
1. Enfocarte en metas sugiere que las puedes controlar
¿Acaso controlamos la velocidad a la que quemamos grasa o la velocidad a la que crece nuestro negocio?
No.
Es imposible saber cuándo perderemos 5 kilos, cuándo levantaremos 150 kilos en el peso muerto o cuándo alcanzaremos las primeras mil ventas.
Cada vez que establecemos metas pensamos –consciente o inconscientemente– que con la mera manipulación de ciertas variables podremos llegar a nuestro destino en el tiempo y en la forma que deseamos (si como 1800 calorías al día y entreno 4 veces por semana, si hago esto y esto otro, perderé 5 kilos en exactamente 12 semanas). Queremos controlar lo incontrolable.
Pero nuestras expectativas rara vez se alinean con la realidad.
Si no avanzamos al ritmo que queremos, es fácil frustramos y castigarnos por ello. En el peor de los casos, nos desalentamos y abandonamos nuestros esfuerzos por lograr aquello que deseamos.
2. Enfocarte en metas genera descontento
Seré feliz hasta que logre el cuerpo de mis sueños, cuando gané x cantidad de dinero podré estar bien, cuando encuentre a la pareja ideal estaré completo, una vez que logre ________, seré feliz.
Enfocarnos en metas implica que nuestro estado actual no es suficiente (sí lo es) y que necesitamos lograrlas para estar contentos con nosotros mismos. Buscamos obtener condiciones externas que nos darán paz mental, pero esto es una ilusión: la paz o felicidad, si lo quieres llamar así, viene de adentro, no de afuera.
No estoy diciendo que seas conformista, sino que estés contento con cómo las cosas son mientras haces un esfuerzo por mejorarlas. (Algo fácil de decir, pero difícil de vivir; yo sé.)
La solución: enfócate en acciones, no en metas
Una meta es el destino, las acciones son los pasos que te llevan a él.
- Meta: Perder 10 kilos
- Acción: Entrenar con pesas 3 veces por semana, comer 8-12 porciones de frutas y verduras todos los días, no consumir alimentos procesados…
Enfocarte en acciones implica cambiar tu diálogo interno.
En lugar de constantemente pensar en perder esos 10 kilos, piensa en lo que tienes que hacer diaria y semanalmente para perderlos.
Algo así:
Cuando me toque entrenar, lo haré con más ganas… guardaré mi celular para concentrarme 100% en el entrenamiento… voy a hacer los ejercicios con buena técnica y me enfocaré en sentir los ejercicios en los músculos que se tienen que trabajar…
Voy a caminar más… cada hora me voy a levantar de mi escritorio y caminaré 5 minutos… antes de la cena saldré a caminar por 30 minutos…
Voy poner más atención a la manera en que como… voy a comer un poco más despacio y sin distracciones… pondré atención a mi sentimiento de hambre mientras como y terminaré cuando esté satisfecha, no llena.
Voy a cocinar más saludablemente… voy a comprar más frutas y verduras para siempre tener en casa… intentaré nuevas recetas con ingredientes naturales…
Las metas se enfocan en el fin. Las acciones se enfocan en los medios.
En lugar de estresarte por obtener un resultado que no puedes controlar, las acciones se enfocan en aquello que sí controlas: las acciones que eventualmente te llevarán a tus metas. Enfócate en estas.
Recomendaciones finales
1. Establece una meta para darte dirección y después trabaja hacia atrás y pregúntate: ¿qué acciones necesito tomar para obtener esa meta? Estas acciones pueden ser entrenar 4 veces por semana, disminuir el consumo de alcohol, aprender a cocinar, dormir al menos 7 horas, etc. Una vez que tengas las acciones definidas, enfócate en estas y olvida tu meta. Si te concentras en ejecutar los pasos que sí controlas, tu meta será un lógico efecto secundario.
2. Elimina expectativas acerca de cuándo y cómo obtendrás tus metas; es imposible controlarlas.
3. Aprende a estar contento con tu estado actual mientras haces un esfuerzo por mejorarlo. Que tu paz interna o felicidad no dependa de conseguir tus metas.
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