Hay esos días: a pesar de tus mejores intenciones y de tener el tiempo, ejercitarte es lo último que pasa por tu cabeza.
No estás motivado.
¿Qué hacer en estos escenarios?
Piensa “solo un ejercicio” o “solo 5 minutos”
Dite a ti mismo:
Solo voy a hacer un ejercicio. Solo uno. Lo voy a hacer de la mejor manera que pueda y acabo. Hacer un ejercicio es mejor a ninguno.
o
Solo voy a ejercitarme durante 5 minutos. Lo voy a hacer de la mejor manera que pueda y acabo. Ejercitarme 5 minutos es mejor a ninguno.
Pueden suceder dos cosas:
- Haces el ejercicio (o los 5 minutos) y terminas ahí. Excelente. Hiciste algo y algo es mejor a nada.
- Haces el ejercicio (o los 5 minutos) y te sientes mejor al activar tus músculos y al circularte la sangre. Te sientes motivado y con más energía. Decides hacer otro ejercicio (o hacer 5 minutos más) y eso te hace sentirte aún mejor. Después haces un ejercicio más (o dos) o todo el entrenamiento completo. Terminas y te alegras de haber comenzado. Perfecto.
Cualquiera de los dos escenarios es ganancia.
Cuando no estés motivado, pregúntate: ¿qué es lo mínimo que puedo hacer?
Esto no solo aplica al ejercicio, pero a cualquier actividad que te acerca a tus metas.
Piensa:
- Solo un ejercicio
- Solo 1 minuto de meditación
- Solo una verdura
Lo importante es tomar acción.
Más frecuente de lo que creemos, al actuar primero, la motivación llega después. Y si no, como quiera hiciste algo. Y algo siempre es mejor a nada.